Vinicius anotó los dos goles del Real Madrid ante Bayern Munich por la ida de las semifinales de la Champions League. Todo se define la siguiente semana en España.
Todo se define en la vuelta. Bayern Munich y Real Madrid empataron 2-2 por la ida de las semifinales de la Champions League y la serie se cerrará la próxima semana en el Santiago Bernabéu.
Cuando reapareció el orgullo de un equipo, Bayern, que como al Real Madrid jamás se le puede dar por muerto, menos aún en el Allianz, tras voltear en cinco minutos el clásico del fútbol europeo con goles de Sané y Kane, un doblete de Vinicius apagó el infierno muniqués dejando abierta la semifinal para el Santiago Bernabéu.
Antes de que se cumpliera el primer minuto, Lunin había ejercido de salvador con los pies al disparo a bocajarro cruzado de Sané.
Tiró Ancelotti a Rodrygo a la banda izquierda para buscar las cosquillas a un lateral improvisado como Kimmich. Pero, al Real Madrid, le tocaba esperar. Y sufrir. Sin balón ni líneas de pase. Encerrado por el empuje del rival. Perdiendo los duelos individuales. Hasta siete disparos del Bayern en el primer cuarto de hora. Kane chutando la primera que tocó en el área, buscando la sorpresa desde el centro del campo a ver a Lunin adelantado. Musiala chutando desde fuera del área siempre que pudo.
Más metido e intenso el conjunto alemán ante un Real Madrid que tardó 20 minutos en asomar la cabeza tras anestesiar el ritmo cuando tuvo balón. Un primer intento desviado de Vinícius, tras un córner en corto de Kross. Los dos protagonistas que dibujaron una acción para el recuerdo cuatro minutos después.
Kroos, el jugador que pidió el balón para devolver la calma exhibiendo liderazgo, presionado por tres rivales, inventó una asistencia que levantó el vuelo madridista sobre Múnich. Instaló la duda momentánea en el rival. El temor a ser golpeado con contundencia si se exponía con líneas adelantadas. ‘Vini’ probó la velocidad de Kim al contragolpe. El Bayern perdía velocidad en su posesión y precisión. Se agarraba al balón parado.
Añoró el Real Madrid a Bellingham que extendió su maldición en Múnich. Intrascendente. Alejado de la imagen de jugador decisivo. Sin encontrar protagonismo con balón ni peligro al espacio. Apenas una aparición en una acción de juego directo de Lunin peinada por Valverde en la que fue derribado en la frontal. Acariciando el penalti.
Los ajustes de Tuchel resucitaron al Bayern tras asomarse al abismo. Debía de asumir el riesgo de dejar espacios a la velocidad letal del Real Madrid. Así Neuer se disfrazó de héroe con un paradón a mano cambiada al golpeo de Kroos en un contragolpe que pudo dar un golpe a la eliminatoria. Y el resultado fue la inversa en apenas segundos.
Desde la calidad individual y el cambio de banda de Sané con la entrada a escena de Guerreiro. Reculó Mendy cuando le encaró. Sin ayudas ni un compañero que saliera al paso a tiempo de la acción hacia dentro y el latigazo seco al palo corto del extremo alemán. En dos minutos mostró todo su poderío ofensivo el Bayern. Con una remontada exprés cuando Lucas Vázquez cayó en la trampa y derribó a Musiala. Kane no perdonó el penalti para invitar a soñar a un estadio encendido.
Un nuevo reto ante el que responder para el Real Madrid. Con ajustes tácticos de Ancelotti, que devolvió a su hábitat a Vinícius, ubicó a Rodrygo en banda derecha, sacó del campo a Nacho, molesto por el cambio, y metió la potencia física de Camavinga. Arriesgando al final para encontrar el premio del empate, quitando al mejor de su equipo, Kroos, y a Bellingham para dar entrada a Modric y Brahim.
Fue cuando el liderazgo de Kroos lo asumió Vinícius. Cuando temblaba por alto en los córners la defensa madridista y Dier perdonaba dos acciones francas para instalar una ventaja terrible para la vuelta. Con Musiala en el jardín de su casa divirtiéndose, pero decisivo el brasileño que la pidió, encaró, chutó, pero se topó con Neuer e inventó la jugada que dio el empate.
La gran acción de ‘Vini’ encontró a Rodrygo en la zona del nueve con un buen movimiento que solo pudo ser frenado con el agarrón claro de Kim. No le tembló el pulso en el penalti que dio forma a un doblete salvador que mantiene la racha del Real Madrid sin perder en Múnich y deja para el Bernabéu el desenlace rumbo a Wembley.