Estudiantes eliminó a Boca en los penales y es finalista de la Copa de la Liga

Pasó Estudiantes y está bien. No hay que quitarle méritos al equipo de Domínguez, por más que haya sufrido la mayor parte de la noche, por más que futbolísticamente siempre estuvo un par de pasos atrás de Boca. Pero tuvo temple para bancar el temporal, fue al frente cuando debió hacerlo, le salieron bien los cambios y encontró en un penal y en una expulsión el pasaporte a los penales. Ahí sí, el Pincha tuvo más temple para patear, el que se convirtió en héroe fue Mansilla (atajó dos y estuvo cerca en otro) y no Chiquito. Y así, Estudiantes jugará la final con Vélez, el domingo en Santiago del Estero.

A Boca ningún consuelo le será suficiente. Futbolísticamente fue más, pero lo perdió por no estar fino a la hora de convertir (también tuvo mala suerte, hay que decirlo) y en una torpeza de Lema se le escapó la noche de las manos. Le queda la certeza de que la idea de Diego Martínez está cada vez más presente, acaso éste será un trago amargo del que sacará muchas enseñanzas, en la medida en que la derrota no se lleve todo lo bueno que construyó en el semestre…

En el medio, hubo un partidazo, una actuación sensacional del Xeneize durante una hora, una reacción tremenda de Estudiantes y una definición por penales. Con el partido del 12 de abril como referencia, los dos entrenadores hicieron sus ajustes. Domínguez reafirmó su idea de intentar cortar los circuitos de los mediocampistas y ahí apostó a sus tres hombres clave: Zuqui, Ascacibar y Enzo. Quizá previendo una jugada en ese sentido, Diego Martínez abrió bien a los laterales, con continuos cambios de frente entre Advíncula y Blanco, con la idea de mover a toda la estructura defensiva de Estudiantes y así buscar grietas. La estrategia le funcionó mejor a Boca, con un medio bien equilibrado desde Pol como cinco clásico, con Medina a la derecha, Zenón a la izquierda y Equi suelto. Y al Pincha le incomodaba la cobertura cuando Boca tenía precisión en mover la pelota de izquierda a derecha y viceversa. De hecho, así generó la situación más clara de los primeros minutos: un desborde de Blanco (con Zenón haciéndole el 2-1 a Mancuso) para un centro tremendo con rosca que no pudo conectar Cavani (se pasó) pero llegó limpio Medina, aunque se encontró con la pelota y atinó a empujarla con el cuerpo, aunque Lollo llegó justo a despejar en la línea.

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